viernes, 28 de noviembre de 2008

Baño Ajeno


Tengo que reconocer que este punto no es de mi imaginación, lo he escuchado de un grande de la TV que ya se ha ido (J. G. el que no era tan alto). Lo escribo en homenaje a él, pues para mi fue un gigante y al fin y al cabo es un punto impensado.

Comencemos.

Situémonos en una casa ajena a la nuestra. Vos sos el invitado y hay mucha gente sentada a la mesa. Muchos son desconocidos porque el nuevo sos vos, y eso te averguenza un poco. Debés ser cordial para ganarte sus amistades o para demostrarles que sos una buena persona.

Media hora mas tarde, cuando están cenando y conversando, se te apelotona la vejiga y te es inminente vaciarla con rapidéz. Junás de reojo el camino a recorrer hasta el baño y te predispones a cruzarlo. Amasas una tremenda cordialidad para pedir permiso y luego de ser aceptada comenzás la travesía.

Llegás con miradas incrustadas en la nuca y ya te encontras dentro del baño. Afuera no se escucha ningun sonido.

Te acomodas para hacer tu importante necesidad y te acordas del silencio que existe del otro lado de la puerta. En este instante no se te ocurre otra cosa que "no debo hacer ruido alguno" y para ello apuntás y disparás un poquito mas al costado del agua del inodoro, justamente, para no hacer el ruido del agua.

No digan que no, jaja.