viernes, 16 de octubre de 2009

El Curso de la Información

Ahora voy a demostrarles como se distorsiona la información, desde el emisor; hasta los distintos receptores.


Ricardo Andrés fué a pescar. Pasó todo el día sentado al borde del río, tirando la caña y la línea a fondo. Desde las 7 de la matina (cuando mirás hacia el este y el sol te pega una trompada en la vista) hasta las 18; que se cansó. Todo lo que pudo sacar fué un único pescado no más grande ni más pesado que 15 centímetros y 200 gramos (Salió un versito). Pasada la travesía, Ricardo Andrés volvió a su ciudad.


Mitad de la tarde del día siguiente. Ricardo Andrés se encuentra con un conocido:


- ¡Riky! ¿Cómo andas? (Aulló Cacerolo, un amigo del colegio de Riky)
- ¡Cacerolo! ¿Qué contas? Yo muy bien. Ayer fuí a pescar. Como en los viejos tiempos.
- Mirá vos Riky. ¿Dónde fuiste?
- Acá, a Puerto Isósceles.
- Que bueno. ¿Sacaste algo?
- No había mucho pique (Aquí ya comienza la distorsión de la realidad puesto que ni si quiera había movimiento de peces). Pero saqué un zabalito de medio kilo más o menos (Miau. Como Cacerolo no vió al pescado ni lo va a ver, y Ricardo a esto lo sabe, aprovecha para agregarle un poco de peso a su orgullo; digo al pescado).
- Buenísimo Riky. Me estoy llendo. Un gusto verte. Suerte.
- Chau.


Dos cuadras más adelante nuestro protagonista se topa con Filadelfo, su mejor amigo.
- Filadelfo, que haces.
- Ricardo Andrés. Recién me topé con Cacerolo. Me contó lo de tu hazaña.
- Ah, ¿si?. No es nada.
- ¿Cómo no? Medio kilo es álgo, no es fácil sacar uno así. (Como podrán observar, el peso base del pescado pasó de ser de 200 gramos a 500 gramos).
- Si, si. Y cómo luchó esa bestia para no salir del agua. 40 cm y medio kilo de fuerza (Filadelfo creyó que el pez pesaba medio kilo porque eso le dijo Cacerolo, dado esto, Riky además le agrego unos cuantos centímetros, para redondear la mentira, ahora nuestro zabalito de 13 cm y 200 gramos pesa medio kilo y 40 cm.).


Cómo sigue la historia no tiene demaciada importancia. Lo único es que cuanto más gente que no vió al pez escuche esta historia; más grande va a ser el animal, y por supuesto más heróica la proeza.

lunes, 5 de octubre de 2009

Quince Cincuentiséis


Los celulares llevan una buena cantidad de puntos impensados sobre sus hombros. En esta ocación, un acontecimiento bastante usual en relación a esta máquina tan estimada.

No tenés más crédito. ¡Uh! Otra vez a recargar. Porque es re-cargar. Cargar. Cargar. Cargar y más cargar. Recontra-cargar.
Te proponés terminar con la misión y buscás el dinero necesario para acabar con esto. Generalmente son $15. Más la promoción. Algunos mensajes de regalo.

Llegás al lugar y te están atendiendo. Realmente estás muy tranquilo pues no sabes que dentro de unos segundos una gota de sudor te correrá por la sien.

- Hola ¿Qué tal? -saludás cordialmente.

- Hola ¿Qué necesita?

- Saldo virtual por favor.

- Bien ¿Cuánto necesita?

- 15 pesos.

- Ok. ¿De cuál empresa es?

- *******

- De acuerdo. ¿A qué número?

Una patada eléctrica te pone en shock. Algo no está bien. El tiempo gira 90 grados y se convierte en cuenta regresiva. 15... 14... 13... 12... La agitación es interna. La chica que atiende está esperando y el tiempo sigue corriendo.

¡Pucha! ¡No me acuerdo mi propio número!