viernes, 13 de julio de 2012

Sensación Térmica




Resulta que me fui a bañar. Como estaba en una casa que tenía bañera y que podía llenarla, se me ocurrió comenzar la empresa. Total el tiempo era suficiente y podía esperar hasta que este llena..
Giré la canilla del agua caliente. La abrí toda. Y probé el agua. Estaba que pelaba. Me queme bien quemado como es la costumbre, así que abrí la fría. Y cuando necesitaba que el líquido sea mas tibio, la abría mas y entibiaba el tema. 
Ya con todo en orden, me descambié. Quedé en bolas, todo listo. Fui a tocar el agua para ver como estaba, y sin querer rozo el chorro del agua con el codo. -¡Aylareputamadremerequemé! La concha de la Lora. Grité con todo, al mismo momento que una pena gigante por haberme quemado toda la piel abarcaba mi conciencia y me dejaba sin ganas. Ya estaba hecho. No había vuelta atrás. Me pelé todo. Tomé aire y lo empece a aceptar. Cuando de pronto,como por artes milagrosos, después de haber hecho tanto aspaviento mi sistema nervioso me tira los datos de que realmente no me quemé. Lo que paso fue que el agua estaba re fría. Se había enfriado. Y yo pensaba que estaba caliente. ¡Mah sí! ¡No te hagas si no te hiciste nada!

jueves, 12 de julio de 2012

Errores Forzados


Ya me había olvidado un poco de los puntos impensados. Es que anduve por caminos que se alejaban bastante de esta filosofía, y por poco los dejo sin uso. En estos tiempos me pregunte varias cosas a mi mismo, como si los puntos impensados fueran a incentivar a los lectores a cambiar sus formas de ser. Y eso no es trabajo de estos. Pero volvieron, de nuevo, otra vez. Es que realmente están por todos lados. Hay puntos impensados en todos los aspectos de la vida. Y va a haberlos para siempre. Y van a estar escritos acá.
Dadas las buenas nuevas tuve que recomenzar a escribir. Lo hice en papel y en cursiva, como se hacia en aquellas épocas conocidas como el uno a uno. Empece bien, con fuerza y decisión. Y seguí nadando el mundo de las letras escritas a mano. Unos trazos acá, otros por allá. Con la letra lo más hermosa posible y la menor cantidad de errores aparentes. Pero fue en vano. Como chocando contra un camión de frente la duda se hizo en mi. Un problema. Una encrucijada. Una palabra que no sabia con que ve iba. ¿Be larga o ve corta? ¿Be labial o ve labiodental? La tensión subía y el aire escaseaba. No encontraba la respuesta y no era posible quedarme tranquilo con tal herida. Ya no existía escapatoria. Pero de pronto, de perrente, encontré una solución, hice lo que todos hacen. Le escribí una v corta arriba de la b larga y ya fue. Alguna de las dos va a ser. Lo importante es que no se note cual fue escrita primero. I´m back!

martes, 3 de enero de 2012

Bachero


Ahora que termine de comer voy a lavar los platos. Toda mi vida me molestó lavarlos. Siempre deje que lo haga otra persona, lo reconozco. Cada vez que la situación me señalaba como "al que le tocaba" me hice el boludo y calladito pase de largo. Pero en estos últimos tiempos descubrí que no era tan agotador como pensaba. Que ni siquiera tardaba tanto como mi cabeza me decía. Y hasta que me gustaba, solo tenía que empezar y despues no podía parar.
Asi que empece. Puse el tapón para que la piletita de llene de agua mientras enjuago las cosas y arranqué con los cubiertos.
Como para mi son los mas difíciles de lavar por sus endijas y sus filos, los primereo, asi me los saco de encima y ya. Despues voy sacando lo que encuentro bajo dichas aguas.
Saco uno. Un vaso, utensillo fácil y con sistema propio de lavado. Le meto la esponja por dentro y lo giro sobre su propio eje, ni mas ni menos. Queda hecho una pulcritud.
Vuelvo a meter la mano bajo el agua, tanteo y saco. Un plato. Este tambien es fácil por su basta y lisa superficie. Aunque no tiene un sistema automatizado como el vaso, si se limpia con facilidad.
Y así voy sorteando bajo el agua espumante, sacando una a una aquellas cosas que me ayudaron a preparar y a comer mis alimentos. Saco, lavo, dejo. Saco, lavo, dejo. Y poco a poco voy quedando exhausto. Y aunque ya no quedan muchos cubiertos ni utensillos, aún queda la superficie donde estoy lavando. ¡Uf! Bueno, hago el último esfuerzo y limpio todo de una.
¡Clin! Terminé. Un halo de luz se refleja por la cocina. Hago un paneo general y veo como mi trabajo dio sus frutos. Que lindo, todo en su lugar y yo ya no lavo mas. Error. Cuando me doy vuelta miro hacia la cocina y una gigantesca y abundantemente grasosa cacerola se asienta sobre ella. Grrrrrrr. Volver a lavar.